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Emilie intent= dar una patada al hechicero. Tenfa poca pr�ctica, pero consigui= hundir el zapato en plena entrepierna. Siric agarr= r�pidamente sus partes mientras cafa de rodillas al suelo. Mientras tanto Emilie grit=.
-�Cerdo!
Le dio otra patada m�s en pleno rostro. Lament= carecer de entrenamiento para hacerlo bien. De lo contrario tal vez le habrfa arrancado algunos dientes. El hombre se dej= caer atr�s para no quedar cerca de las piernas. Ella sigui= pataleando un poco, intentando llegar a darle. Siric extendi= el brazo hacia delante. Un rayo vol= directo hacia la joven hechicera. Se agit= mientras la electricidad volvfa a recorrer todo el cuerpo. Apret= las ataduras con ambos pu�os. Sinti= como de nuevo perdfa el control de cada m�sculo. Fue una descarga muy corta. Cuando termin= Emilie miraba hacia arriba. Tenfa la boca abierta. A�n tenfa peque�as convulsiones. Siric tambiTn necesit= unos instantes antes de levantarse. Se agarraba los testfculos mientras pataleaba un poco en el suelo. Al recuperarse no habl= de inmediato. Conserv= la calma un poco m�s. Habfa pensado en aquel momento durante demasiado tiempo. No querfa echarlo a perder por un ataque de rabia. Espero hasta tranquilizarse por completo. Mientras tanto Emilie no se habfa vuelto a mover. Le dolfa todo. Lo �ltimo que querfa era recibir un nuevo rayo. Debfa aguardar, escuchar las palabras del hechicero hasta el final.
-Como decfa - retom= el hilo. - Ahora voy a negociar contigo, y tu vas a aceptar
-�Vete al infierno!
Emilie tenfa l�grimas en los ojos, pero segufa con la firme idea de no colaborar en nada.
-Para ir al infierno tendrfa que morir, y eso no va a ocurrir. Ahora, me agradarfa que dejes de interrumpir.
Acab= sus palabras con otro peque�o rayo, menos intens= que el anterior, dirigido nuevamente hacia Emilie. La joven grit= de dolor mientras volvfa a convulsionarse descontroladamente. Tan solo fueron un par de segundos.
-+Vas a dejarme hablar ya?
Emilie no respondi=. Simplemente agach= la cabeza.
-Ocurra lo que ocurra, vas a morir.
Emilie levant= la cabeza de golpe. Iba a morir. Crefa estar preparada para ofrlo, pero reaccion= intentando romper nuevamente las ataduras. Intent= reunir poder m�gico. Jam�s iba a soltarse.
-Justo antes del anochecer te sacaremos al exterior y te ahorcaremos. Da igual lo que digas o hagas, eso va a ocurrir. Es mi peque�a venganza personal.
-No�
Emilie ni siquiera se dio cuenta de decirlo en voz alta. Cuando lo hizo, volvi= a guardar silencio. Estaba aterrada, pero segufa decidida a no hablar, ni siquiera en ese momento que ya no podfa contener l�grimas de miedo brotando desde sus preciosos ojos azules.
-+Y quT quieres de mi?, +quieres que suplique? No voy a hacerlo.
Siric neg= con la cabeza mientras sonrefa.
-Eso me da igual. Te humillarT de un modo u otro. No, he dicho que quiero negociar contigo, +recuerdas? Quiero que me digas donde encontrar la varita que me robasteis. Quiero saber donde est� cada pedazo.
Emilie respondi= negando con la cabeza. La varita permitirfa a Siric abrir un portal al reino de los demonios. No debfa caer en semejantes manos.
-Sf, me lo vas a decir. Y no va a ser porque pienses que no puedo recuperarla, ni porque vaya a quebrarte a golpes. Tampoco tengo m�s de ese afrodisfaco que usT con tu madre. En tu caso va a ser mucho m�s sencillo. +Recuerdas que quiero romper la barrera? Puedo hacerlo dejando esas pulseras en las mu�ecas de todas las dem�s. Es una idea llena de ventajas. Me llevo a las hechiceras como prisioneras, mis soldados tienen con quien divertirse mientras invado este reino vuestro, y yo tengo un gran suministro de magia durante la campa�a. Todo ventajas. Por otro lado, aunque sea menos ventajoso, puedo matarlas a todas. Romperfa la barrera igual. Las colgarfamos a todas esta misma tarde y te harfa mirar cada ejecuci=n antes de matarte a ti. Tienes tres segundos para decidir. +QuT va a ser?
Emilie sabfa que lo correcto habrfa sido negarse. Sacrificarfa a toda la orden, pero era un sacrificio necesario. Sin embargo no pudo. Comenz= a hablar casi de inmediato. Le cont= c=mo habfa roto la varita. Le cont= c=mo habfa llevado cada pedazo a las familias importantes de los alrededores. La reina, las casas reales de los pafses aliados, otras hechiceras. Le habl= de cada localizaci=n. Asf salv= a su orden aunque tal vez conden= el mundo.
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